jueves, 14 de mayo de 2015

ESCRITURA HIPERMEDIA Y LECTOAUTORES

Creo que no debemos de engañarnos al analizar la "Participación constructiva", sobre todo si se la relaciona con videojuegos como Zoon Tycoon y Sims. La verdad es que nunca he jugado a Sims y probablemente sea una verdadera proeza en cuanto a las posibilidades narrativas que quedan en manos del lector (lectoautor, como dice Isidro Moreno), sobre todo en lo referente a la creación de un "yo virtual" en un mundo virtual en el que puedo construir mi persona sin consecuencias reales (emocionales, materiales o del tipo que sean). Es muy interesante, pero creo que ensalzar la "libertad" o el mayor grado de comunicación, creatividad o incluso de conocimiento que permiten estos programas es extrañamente peligroso. 

En mi adolescencia jugué con este tipo de plataformas y poblé islas, las gestioné, construí plazas, monumentos, apagué fuegos, colonicé a otras islas para explotar sus materias primas... en algunas ocasiones "mi población" murió de peste y en otras me felicitaban y dedicaban monumentos. No obstante las posibilidades no dejaban de ser logaritmos y la narratividad era una entre muchas posibles: una con múltiples opciones que dependían de mí, pero una al fin y al cabo. Raramente me sentí creadora de nada.



Y en esto está la gracia del problema: que creemos que construimos, que tenemos libertad y múltiples opciones, pero en realidad estamos inmersos en un metarrelato del cual es muy difícil escapar: ¿no reside en esta cuestión el éxito del capitalismo? En el sistema capitalista podemos elegir hasta la extenuación, incluso si no tenemos mucho dinero: podemos elegir qué comprar, e incluso a veces dónde pasar nuestras vacaciones. En un país capitalista próspero, se puede elegir hasta cuándo se quiere dar un giro a la carrera y cambiar de trabajo... elegimos si queremos tener o no tener familia, si vivir en la ciudad o en el campo... pero toda la creatividad que podamos aplicar a nuestra vida, está bajo los parámetros de un contrato en el que el lucro y el privilegio se mantiene alimentado desde la base. El capitalismo  ofrece opciones, posibilidades aparentemente ilimitadas; asume disgregaciones de forma que resulten adaptables dentro de una agenda determinada; otorga libertad de elección a cambio de sometimiento vital. Así me sentía yo jugando a esta clase de videojuegos de participación constructiva: podía hacer crecer mi imperio todo lo que quisiera (siempre y cuando le dedicase una cantidad muy considerable de tiempo y atención). Podía elegir poner las calles en cuadrícula o zizgagueantes, plantar más tomates que trigo o basar mi economía en la pesca... pero todos los actos que ejecutaba eran de todo menos creativos: eran mecánicos, adictivos, compulsivos. Finalmente nada mucho más creativo o transgresor que jugar al puzzle bubble. El mismo principio, distinta forma y mayores posibilidades. Nada más.

Soy consciente de que hoy en día y ahora que ya no soy usuaria de videojuegos, las narratividades son mucho más complejas, las elecciones posibles mucho más variadas e incluso la corrección política brilla por su ausencia de vez en cuando (lo cual es de agradecer), pero me pregunto si tras 30min de partida, uno no comienza a sentir el hastío del metarrelato y la nimiedad que implica la cuota de participación del lectoautor sobre el texto.

Por todo esto creo que no se puede equiparar lectores a autores (al menos a este nivel). El que diseña el videojuego, el que define cómo son los árboles que aparecen en él, si se mueven con el viento y si hacen juego o no con la vestimenta de la protagonista, es la persona que realmente ejercita su creatividad. Los demás seguimos siendo espectadores pasivos, a pesar de tener mayores capacidades de elección. Una elección que, no obstante, esclaviza.

3 comentarios:

  1. He experimentat sensacions com les que comentes. M'agrada't la teva reflexió. Això de que l'elecció que esclavitza, l'elecció que convida a formar una sensació de libertat. També he estat usuari de videojocs i la percepció d'una simple elecció entre una llista desplegable, com comentes, esdevé una creació impostada, essencialment falsa, donas res nou ha sorgit que no estés previst.

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  2. Hola RIcard, esa era mi impresión hasta unos 10 minutos después, cuando conocí la realidad actual del videojuego, en el que, dejando a parte la esclavitud que implica la elección permanente (como reflexión más bien existencialista) permite una potencialidad verdaderamente creadora en el momento en que el usuario tiene la posibilidad de manipular el código (ya sea hackeándolo o a través de plataformas que lo ofrecen abierto). El ejemplo de mi último post, en el que se crea un personaje de Kool Aid que participa en orgías después de pasear cual Gaspar Friedrich entre la sublimidad paisajística, es solo un ejemplo. En este sentido, vuelvo a estar de acuerdo con que "la participación constructiva" existe y es libertaria. No obstante, soy prudente frente a a este optimismo emancipador en relación al hipertexto, ya que dadas las posibilidades materiales que hagan posible una multiplicidad de nuevas narratividades y metarrelatos, es la tarea del usuario, el lector, el escritor, la sociedad, la cultura y el poder, realizarlas.

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